Hotel Rural La Raya


Finca la Raya, en la zona noreste de Tenerife, situada en el Camino la Raya es un inmueble con numerosas aportaciones tipológicas. Construida sobre cuevas naturales es el núcleo edificado más antiguo del lugar. Elevada sobre un promontorio rocoso, más escarpado en el lado de poniente ya que se encuentra como colgada sobre un barranquillo en el que observamos las cuevas volcánicas que dan vista a dragos centenarios.
En la fachada de la casa, podemos acceder por medio de una escalera adosada a un estanque que ocupa la superficie del patio. En la fachada norte, se abre una gran puerta que permite la comunicación directa de la casa con el Camino La Raya.
La planta alta, consta de una serie de salas y dormitorios. En la parte posterior y sobre los riscos del barranquillo, encontramos una amplia cocina. Además existe un acceso a una tercera planta con dos habitaciones y acceso a la azotea.
A partir de la casa, encontramos varias construcciones secundarias, como son las caballerizas, la capilla al aire libre, la estufa de la cochinilla y el horno de pan. Todas estas construcciones dan a un caminito empedrado que separa la zona edificada del antiguo parque.

  
Después de la conquista de Tenerife, pocos fueron los colonos que se establecieron en las bandas del Sur. Allí la tierra no ofrecía los atractivos del fértil Norte sin embargo, unos banqueros genoveses que participaron económicamente en la campaña, solicitaron para establecerse las tierras del Valle de Güímar territorio central del gran Menceyato guanche de Goymar. Los banqueros, dos hermanos denominados Juan Felipe y Blasino Romano o de Inglesco, accedieron a la concesión de la data de terrenos en el año 1500, fecha en la que podemos situar el principio de la andadura histórica del actual pueblo de Güímar.
Los hermanos genoveses se establecieron en una zona cercana a la confluencia de los barrancos de El Río y Badajoz. Ese fue el origen del primer núcleo histórico de Güimar. Tras la consolidación de otros núcleos en cota inferior paso a llamarse Güimar de Arriba y en la actualidad es generalmente conocido por el nombre de San Juan.
La Raya es en la actualidad el nombre de un camino que conduce desde el Barrio de La Hoya, en Güímar hacia el monte. Se trata de una calle caracterizada por una serie de construcciones muy antiguas datables por su tipología en los siglos XVI, XVII y XVIII. En el entorno de La Raya, concontramos otros topónimos que evidencian la riqueza de contenidos históricos del lugar. Ese es el caso del actualmente denominado Luchón de los Guanches, un terreno plano situado en la cima de un risco que emerge a modo de islote en el Barranco de Chacaica. El risco se denomina en ocasiones Risco de la Menora, aunque también es normal referirse a él como El Luchón.
Otro de los intereses del lugar es el que se confiere la presencia del Canal del Río, uno de los primeros canales construidos para llevar el agua del Barranco del Río, en San Juan, hasta el casco del pueblo. Este canal que data de las primeras décadas del presente siglo, sustituye muy probablemente a anteriores conducciones, así lo atestigua la presencia en las cercanías del Barranco de Chacaica de antiguos molinos de agua. Adosado al propio Risco de la Menora o del Luchón encontramos las ruinas de uno de ellos.
A lo largo del tiempo la casa fue teniendo sucesivas reformas y ampliaciones. Una de las más significativas fue la efectuada a mediados del Siglo XIX. En ese periodo la casa había pasado a ser de la familia Baulén, parentada con las más nobles y antiguas familias de la isla. El objeto de las obras era adecuar el viajo inmueble para su uso como hotel, especialmente dirigido a los enfermos y personas delicadas del pulmón. La reforma terminó de darle su aspecto definitivo a la casa, dotándola de una galería acristalada y de una preciosa fuente en el patio central. Esta vertía sus aguas a un estanque inferior decorado con esgrafiados. En la propia fuente podemos leer una fecha que nos indica la época en la se efectuaron las obras: 1866. Los artífices de la reforma intentaron suplir la falta de simetría de la fachada, diseñando a base de esgrafiados, fingidas ventanas en donde no existe.

 

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